Revolviendo cajas me encontré con una cinta de Jim Carroll
Band, la cinta de un músico neoyorquino que me acercó un amigo y compañero del
diario allá por los últimos años 80, a la vuelta de un viaje suyo. Además de
sorpresa, por haber casi olvidado su existencia, el encuentro abrió la puerta para revisitar
otros tantos artistas de aquella época. Un gusto.
Además de lo instrumental que lo define, Jim Carroll sobresalió por la línea poética de sus canciones. Es inspiración se manifestó en sus discos, en sus libros, además de escribir y publicas obras que alcanzaron encarnadura cinematográficas.
De clase obrera, Jim Carroll alcanzó una sólida formación, y
un vuelo literario reconocido y valorado. Murió a los 60 en el 2009, en la
fecha que aquí celebramos el día del maestro. Para setiembre espero escribir
una aproximación a su obra. O simplemente volver a recordarlo. Mientras tanto
copio una frase suya para decir que “la conciencia no es más que la muerte hablando
de nosotros mismo”.