jueves, 22 de agosto de 2013

Con una bala de tragedia en la cabeza


El Perro tenía un dueño responsable
Cuya única propiedad 
Era su larga espera del telegrama de despido
Un día su fábrica le despachó el telegrama
El Amo y El Perro perdieron su lugar en el barrio
El Perro comenzó a comer de la basura
Se hizo amigos de niños, viejos y madres solas
Compartieron las sobras de un comedor comunitario
A la manera de ruinoso banquete de impiedades 
Aparecieron nuevos perros
que caminan sin llegar a destino
como en la cinta de un gimanasio de desocupados
Allí donde la sed de los humildes
Es el precio de una hora de sudor
Mientras la ducha calienta termina con el cansancio
el frío se come las ganas de los abatidos
Es el precio de estos tiempos
es la onda de la tele
es la vanidad en los programas de vanidades.
es la onda de la tele 
es la vanidad que se vende y se disfruta
es la vanidad que genera deseo y odio
Pero el odio se comulga diariamente
Es una hostia en el cargador de un revolver.
Por eso El Perro yace tirado en la vereda
Con una bala de tragedia en la cabeza
Nadie se asombra
A su dueño le acaba de pasar lo mismo 
Hace un rato por esta calle.